Calles cargadas de historia,
llenas de color, de luz y de sueños.
Tu color terracota
mezclado con un verde musgo,
esos árboles lejanos que veo en
aquellas montañas.
Con ruinas árabes en algunos lugares,
le dan ese toque de misterio y de sabiduría
los sonidos son una mezcla de tradición y modernismo.
Calles angostas
callejones de siempre dan a una iglesia,
tiendas con historia en cada vitrina.
Murcia, has hecho latir mi corazón más fuerte,
has intensificado mis sentidos,
ahora añoro caminar por la calle que me llevaba
al teatro de Romea;
respirar el atardecer y caminar a la orilla del Rio Segura,
caminar por la plaza de las flores y degustar un pastel de carne,
disfrutar una cerveza en Itaca o en el parque enfrente de la biblioteca.
¿quién puede compartir mi amor por Murcia?
¡con todo lo que aprendí!
Murcia me enseñaste
que el calor siempre puede ser más fuerte en tus calles,
que tu gente es más solidaria que en otras ciudades,
que el mejor desayuno de domingo era comer churros y chocolate con amigos.
Murcia me enamoraste en luna llena,
con amigos y tan lejos de casa no pensé
que iba a encontrar mi hogar
en un apartamentoen la calle Vinader.
A un año de haber vivido en Murcia, extraño tanto sus calles como el primer día que partí.